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[es] Dos detenidos y temor de desalojo por fuerzas de seguridad golpistas en recuperaciones de tierra en Colón

Honduras: Dos detenidos y temor de desalojo por fuerzas de seguridad golpistas en recuperaciones de tierra en Colón

por Sandra Cuffe
el 17 de diciembre de 2009

Dos miembros del Movimiento Unificado Campesino del Aguán, MUCA, fueron detenidos a las once de la mañana de este miércoles 16 de diciembre, cuando salieron de una recuperación de tierra en el departamento de Colón, Honduras.

A Osman Alexis Ulloa Flores y Mario René Ayala los llevaron a la jefatura policial en Tocoa, donde permanecen detenidos. Autoridades policiales locales negaron a dar mayor información por teléfono sobre la captura y los cargos, los detalles de los cuales se esclarecerán cuando los campesinos se presentan ante un juez en los siguientes días. No obstante, la fiscal de turno en Tocoa logró confirmar que ambos detenidos enfrentan el cargo de usurpación.

[nota, 6:30pm: Ulloa Flores y Ayala salieron esta tarde con medidas sustitutivas, con la obligacion de comparecer en el juzgado para firmar cada 15 dias.]

Una semana antes de la captura de Ulloa Flores y Ayala, algunos mil familias campesinas organizados en el MUCA iniciaron dos recuperaciones de polémicas tierras en Colón. La cooperativa La Confianza, una plantación de palma africana en producción ubicada en el municipio de Tocoa, es reclamada por el poderoso empresario y terrateniente Miguel Facussé Barjum. El nicaragüense René Morales reclama el otro terreno recuperado, la cooperativa San Esteban en el municipio de Trujillo. Hasta mediados de los años 1990s, una época conocida como la ‘contrareforma agraria’ de Honduras, las tierras en cuestión pertenecieron a cooperativas agrícolas, cuyos miembros y dueños eran muchos de los mismos campesinos ahora involucrados en las acciones del MUCA.

El sistema de tenencia de tierras por cooperativas campesinos se desmanteló en gran parte después de que entró en vigencia la Ley de Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola en el 1992, durante el gobierno de Callejas. La ley permitió la división y venta de los terrenos de las cooperativas, los cuales eran inalienables bajo las políticas de reforma agraria de los 1960s y 70s. Aunque muchos miembros de las cooperativas aún poseen títulos definitivos de propiedad otorgados por el Instituto Nacional Agrario (INA), los movimientos campesinos vienen denunciando desde hace mucho tiempo que la adquisición de las tierras de las cooperativas por parte de grandes terratenientes ha estado plagada por amenazas, fraude, coacción, irregularidades, y otros abusos, cometidos tanto por el Estado como por los mismos terratenientes.

“Se apropiaron de las tierras,” dijo Joni Rivas, miembro del MUCA, desde la recuperación de La Confianza, “y exigimos esclarecimiento.”

Los 28 grupos que conforman el MUCA empezaron de organizarse juntos por la tierra y la justicia en el Aguán hace unos siete años, explicó Rivas. La lucha por las tierras de las cooperativas La Confianza y San Esteban ganó fuerza durante el gobierno del presidente Manuel Zelaya, cuando el MUCA se vio obligado a coordinar acciones de protesta para hacer entender la urgencia de su demanda para una investigación de los reclamos y transacciones polémicos con respecto a las tierras. Una manifestación pacífica del MUCA en la carretera principal del norte del país recibió una rápida respuesta gubernamental, formándose una comisión para tratar el tema. No obstante, pasaron los meses y los años sin resultado concreto alguno.

El 8 de junio del año en curso, el MUCA volvió a la acción, bloqueando la calle de acceso que conduce a la planta procesadora de aceite de palma africana de Miguel Facussé en las tierras en cuestión. El 12 de junio, una comisión gubernamental de alto nivel y el MUCA lograron pactar un acuerdo, lo cual fue posteriormente refrendado y firmado personalmente por el Presidente Zelaya el 19 de junio. Una vez más, el Estado hondureño se comprometió a realizar un proceso de investigación y esclarecimiento sobre el conflicto de propiedad de tierra en la zona, pero esta vez el acuerdo incluyó una fecha límite estricto. El MUCA acordó levantar sus acciones de protesta durante el proceso investigativo, pero el punto número seis del convenio estableció que retomarían las acciones si el gobierno no presentara los resultados antes del 10 de julio.

“Se vino el golpe de Estado,” lamentó Rivas.

El gobierno de Manuel Zelaya fue depuesto por golpe militar el 28 de junio del 2009, quebrantando tanto la democracia y orden constitucional en Honduras, como también el acuerdo entre la administración de Zelaya y el MUCA. Después de unos cinco meses de resistencia y represión diaria, las mil familias luchando por la tierra en el bajo Aguán volvieron a empezar desde cero.

“El golpe de Estado fue producto de eso también,” explicó un líder comunitario desde el vecino Movimiento Campesino del Aguán (MCA), refiriéndose a la potencial amenaza que presentaba la investigación gubernamental a los poderosos intereses de Facussé y otros terratenientes en la zona. Con su propia larga experiencia con la ocupación de las tierras del Centro Regional de Entrenamiento Militar de época de la guerra fría, la la fundación de la comunidad de Guadalupe Carney en el área, el MCA también participó activamente en el movimiento nacional contra el golpe. Así como mobilizaciones de resistencia a lo largo de Honduras, las frecuentes ocupaciones de la carretera entre Tocoa y Trujillo en los meses después del golpe enfrentaron el desplazamiento masivo de las fuerzas de seguridad del Estado, tanto de la policía como del ejército.

Todas las federaciones campesinas del país participaron en la resistencia al golpe de Estado, y muchos movimientos fueron blancos de una severa represión, incluyendo amenazas, atentados, detenciones, y desalojos. La noche del 11 de agosto las oficinas de Vía Campesina en Tegucigalpa fueron atacados con disparos, sólo algunas semanas después de que fue capturado el reconocido coordinador, Rafael Alegría. El 30 de septiembre, después de un decreto ejecutivo declaró en esencia un estado de sitio y suspendió varios derechos y libertades fundamentales, el ejército desalojó la ocupación del Instituto Nacional Agrario (INA) que las organizaciones campesinas mantenían desde el mismo 28 de junio, terminando con la captura de más de 50 campesinos. Una de las principales razones de la larga ocupación citadas por las federaciones campesinas fue su temor por la posible desaparición de importantes documentos de tenencia de tierra en manos del gobierno de facto. Finalmente, el 28 de noviembre, el día previo a las elecciones, las fuerzas de seguridad del Estado realizaron un allanamiento ilegal de las instalaciones de la Red COMAL en Siguatepeque, Comayagua.

Por allí en el bajo Aguán, la amenaza de represión es mucho más inmediato. El MUCA ha recibido informaciones señalando que existen órdenes de desalojo, además de reportes de un desplazamiento fuera de lo corriente de la policía en la zona. La captura y detención de Osman Alexis Ulloa Flores y Mario René Ayala poco después de su salida de la recuperación indica, al parecer, un fuerte monitoreo por parte de la policía. El Comité de Familiares de los Detenidos-Desaparecidos en Honduras (COFADEH), una reconocida organización de derechos humanos, denunció reportes de órdenes de captura para otros miembros de MUCA, como son Miguel Ángel Funes, Jorge Antonio Rivas López, Pedro Marcial Zambrano, Luciano Erazo Carbajal, Ángel María Guevara, Maximiliano Ramírez, Magdiel López, José Castillo, Pedro Castillo, y Santos Menjivar.

“Nos preocupan las detenciones, dado que el sistema judicial ya está en vacaciones,” explicó la abogada Carol Cardenas del COFADEH, mientras preparaba un escrito de habeas corpus poco después de recibir desde el Aguán la información que hombres encapuchados en un carro no identificado habían detenido a Ulloa Flores y Ayala. Todo el sistema judicial de Honduras está en vacaciones desde el 15 de diciembre hasta el 2 de enero, y los juzgados y fiscalías funcionan con una rotación de poco personal judicial.

“Condenamos cualquier acto represivo por el aparato represivo del Estado,” dijo Rivas en la recuperación de La Confianza, “y responsabilizamos a [los terratenientes] Facussé, Morales, y Canales de cualquier cosa que nos pueda suceder.”

“Queremos que el mundo sepa que ya no soportamos las condiciones en las cuales hemos tenido que vivir.”

Sandra Cuffe es una periodista independiente canadiense actualmente basada en Honduras.

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[en] Two Detained and Fear of Evictions by Coup Security Forces in Land Recuperations in Colon

Honduras: Two Detained and Fear of Evictions by Coup Security Forces in Land Recuperations in Colón

by Sandra Cuffe
December 17, 2009

Two active members of the Aguan Farmworkers Unification Movement (MUCA) were detained at approximately 11am yesterday, December 16th when they left a land recuperation in the department of Colon, in northeastern Honduras.

Osman Alexis Ulloa Flores and Mario René Ayala were taken to the police station in Tocoa and remain in detention in the city. Local police authorities refused to comment via telephone on the arrest or charges. However, the local district attorney was able to confirm that the men have been charged with land usurpation, while resistance lawyers in the region confirmed that the accusing party is the Cressida Corporation owned by powerful businessman and landowner Miguel Facussé Barjum.

[update, 6:30pm Dec. 17th: Late this afternoon, Ulloa Flores and Ayala were released with conditions after their appearance before a judge. They must appear in court every two weeks until their trial.]

One week prior to the detentions, approximately one thousand families belonging to MUCA staged two simultaneous recuperations of contested lands in Colon. Claimed by Miguel Facussé, the La Confianza Cooperative in the municipality of Tocoa includes a producing African palm plantation. The San Esteban Cooperative in the municipality of Trujillo, meanwhile, is claimed by Nicaraguan landowner René Morales. Prior to the mid-1990s, a period commonly referred to as the ‘agrarian counter-reform’ of Honduras, the lands in question belonged to agricultural cooperatives co-owned by many of the very same farmworkers now involved in the MUCA actions.

The land ownership by farmworker cooperatives was largely dismantled after the Agricultural Sector Modernization and Development Law came was passed in 1992, during the Callejas administration. The law enabled the division and sale of the cooperative landholdings previously established as inalienable under the agrarian reform policies of the 1960s and 70s. While many cooperative members still possess definitive land titles granted by the National Agrarian Institute, the farmworkers’ movements have long denounced the acquisition of cooperative lands by large landowners as a process rife with threats, coercion, fraud, irregularities, and other abuses, committed both by the State and the landowners themselves.

“They took over the lands,” exclaimed Joni Rivas, a local leader and MUCA member speaking from the La Confianza recuperation, “and we demanded clarification.”

The 28 smaller groups that now conform MUCA began to organize together for land and justice in the Aguan region seven years ago, explained Rivas. The struggle for the La Confianza and San Esteban cooperative lands gained momentum during the presidency of Manuel Zelaya, when MUCA resorted to protest actions to highlight the urgency of the families’ demands for an investigation into the controversial land claims and transactions. MUCA’s February 2006 peaceful demonstration blocking the main highway along northern Honduras was met with a rapid response by a government commission, promising to address the issue. Countless months passed, however, with no concrete results.

Earlier this year, on June 8th, 2009, MUCA blocked the access road to Miguel Facussé’s African palm oil processing plant in the contested lands. On June 12th, a high-level governmental commission and MUCA reached another agreement, which was then endorsed and signed by President Manuel Zelaya himself in front of the affected families one week later, on June 19th. Once again involving a commitment by the Honduran government to fully investigate and clarify the conflict over land titles in the area, the new agreement included a strict deadline. MUCA would lift the protest actions during the government investigation, but point number six established that these would resume if the government did not keep up its end of the bargain by July 10th 2009 at the absolute latest.

“Then came the coup d’état,” lamented Rivas.

The government of Manuel Zelaya was overthrown by a military coup on June 28th, shattering democracy and constitutional order in Honduras, as well as the agreement between the Zelaya administration and MUCA. More than five months of daily resistance and repression later, the thousand families struggling for land in the lower Aguan region were back to square one.

“The coup was also a product of that,” explained a community leader from the neighbouring Aguan Farmworkers Movement (MCA), referring to the potential threat the government investigation posed to the powerful interests of Facussé and other landowners in the region. With its own long experience of occupying the lands of a former Cold War era regional military training center and establishing the community of Guadalupe Carney in the area, the MCA also actively participated in the national resistance movement to the coup. Similar to resistance mobilizations around the country, frequent blockades of the highway between Tocoa and Trujillo throughout the latter half of 2009 were met with the massive displacement of State security forces, including both police and army.

All of the country’s farmworkers federations participated in the resistance to the coup, and many movements were the targets of severe repression, including threats, arrests, physical attacks, and evictions. Unknown assailants shot at the Via Campesina office in Tegucigalpa the night of August 11th, only weeks after well-known coordinator Rafael Alegría was arrested. On September 30th, after an executive decree essentially declared a state of siege and suspended many basic rights and freedoms, the army evicted the three month-long occupation of the National Agrarian Institute (INA) in Tegucigalpa, arresting over fifty farmworkers. One of the main reasons cited by farmworker federations for the sustained action was their fear that crucial land documentation would disappear in the hands of the de facto government. Later on November 28th, only one day before elections, State security forces illegally raided the installations of the alternative trade and rural commercialization network Red COMAL in Siguatepeque, Comayagua.

Back in the Aguan, the threat of repression is much more immediate. MUCA has received reports that eviction orders have been drawn up, along with news of extraordinary police movement in the area. The arrests of Osman Alexis Ulloa Flores and Mario René Ayala shortly after they left the recuperation would seem to indicate that the police are closely monitoring activity. The Committee of Relatives of the Detained-Disappeared in Honduras (COFADEH), a well-known human rights organization, denounced reports of arrest warrants issued for MUCA activists Miguel Ángel Funes, Jorge Antonio Rivas López, Pedro Marcial Zambrano, Luciano Erazo Carbajal, Ángel María Guevara, Maximiliano Ramírez, Magdiel López, José Castillo, Pedro Castillo, and Santos Menjivar.

“We are worried about people being detained, given that the judicial system is now on holidays,” explained COFADEH lawyer Carol Cardenas, as she prepared an habeas corpus writ shortly after the detention of Ulloa Flores and Ayala by masked men in an unmarked car was reported in the Aguan. The entire judicial system of Honduras is on vacation from December 15th until January 2nd, with courts and offices minimally staffed by a rotating roster of judicial employees.

“We condemn any act of repression by the repressive State apparatus,” said Rivas back in La Confianza, “and hold [landowners] Facussé, Morales, and Canales responsible for anything that might happen to us.”

“We want the world to know that we no longer withstand the conditions under which we have been forced to live.”

Sandra Cuffe is a freelance journalist reporting from Honduras.

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[en] Sandra Cuffe – ‘For the Love of My Country’: Juan Gabriel Figueroa Tomé, another Martyr from the Resistance of Northern Honduras

Sector López Arellano, Choloma, Cortés, Honduras
August 9th, 2009.

by Sandra Cuffe

Juan Gabriel Figueroa Tomé was 30 years old, married, and had two small children. He worked as an employee of the Municipality of Choloma. Together with friends and work colleagues, he participated in the resistance marches and activities against the coup from June 28th itself until his murder in the wee hours before dawn on Saturday, August 8th.

The young worker’s cadaver was found with a bullet wound in the nape of his neck and another wound to his thorax in an area known as La Platanera in the Lopez Arellano Sector of Choloma, Cortés department, Honduras. According to the forensic doctor, Figueroa was murdered at approximately one thirty in the morning on Saturday. His death, however, turned up in the Sunday newspaper not as political news, but in the violent ‘Incidents’ section as but one more nameless statistic among so many other daily murders in the region.

Upon hearing the news of Figueroa’s death, many people walked under the relentless sun along the dirt streets of the López Arellano Sector to the wake at the home of Figueroa’s parents. Even before his body was released from the judicial morgue of San Pedro Sula on Sunday, relatives, friends, neighbours, colleagues, and resistance movement participants began arriving at the house to share the sorrow and express their solidarity with the grieving family.

Photos of Figueroa, smiling and full of life, hung on the walls.

Figueroa’s son was crying in his aunt’s arms, but when asked how old he was, he perked up enough to hold up four fingers on one hand before burying his face into his aunt’s shoulder.

Figueroa’s five-year-old daughter held out her hand in greeting and appeared ecstatic, as though people were filling the humble home for a party, instead of coming to bid farewell to her father, whose body rested in a coffin in the small living room.

“She says that her daddy is sleeping,” explained Figueroa’s mother, when asked what the children understood about the situation.

Between greetings and hugs from other women in the house where she raised her son, Figueroa’s mother spoke about how her son would sometimes go out with friends on weekend nights to set up a small vendor’s stand at soccer games and then have some fun before returning home on his friend’s motorcycle. Acquaintances had seen Figueroa close to midnight at a dance party, while others claimed to have seen him playing pool at around 12:30am in a local pool hall.

Known locally as an extremely dangerous area in the sector, the La Platanera is somewhat removed from the routes between the stadium, the dance party, the pool hall, and Figueroa’s house. His relatives confirmed that he never traveled through that area.

“They took him there because no one recognizes him there,” said Figueroa’s mother. “It wasn’t until later in the morning that someone who knew him passed by and came to tell us,” she explained.

Figueroa’s mother also explained that her son was not killed in the exact location where his body was found, but further down in that same area, where there was “a pool of blood,” she said. He was also found without his identification documents nor the yellow motorcycle he was riding the night of his murder.

The young Juan Gabriel Figueroa Tomé was the only member of his family to actively participate in the resistance movement against the coup. Sobbing, his mother expressed that everyone who knew him is asking why he was murdered, adding that he was a respectful worker who loved his family and his neighbours, and that he was not involved in any criminal or dubious activity.

The López Arellano sector is within the region with the highest murder rate in the country, in a sort of triangle between greater San Pedro Sula, Choloma, and El Progreso. This region with the greatest levels of violence, and also of femicide, coincides with the corredors of maquilas, factories, and tax-exempt Export Processing Zones (ZIPs), in which all kinds of clothing and other consumer goods are factory-made for export, mainly via the country’s principal port Cortés to the United States.

Despite Figueroa’s mother’s questioning of the motive of her son’s murder, one of his best friends asserted that many people have little doubt that Figueroa was killed because of his participation in the actions coordinated by the National Front in Resistance to the Coup, explaining that “since the 28th [of June] we have been there in the resistance – in San Pedro, in Choloma, in the marches, in everything we were there together.”

At two in the afternoon, a funeral mass was held in a local church that same Sunday, August 9th. There were not enough chairs for the throngs of people who attended, and thus many stood along the walls and even outside the church doors.

“Sometimes, we ask ourselves: Why the violence? Sometimes we ask ourselves why he was murdered in this way,” the priest preached.

“This murder was carried out to send a clear message to the people in this sector and in the northern region in general,” remarked a human rights activist and active participant in the resistance movement who attended the funeral in solidarity with Figueroa’s family.

“They are not killing well-known leaders from the Frente or organizations, but instead workers, farmers and teachers who are not well known but who have been actively participating in the resistance,” she explained. “Murdering individuals with whom ordinary people can identify is a clear counterinsurgency tactic to terrorize the population. Furthermore, because of the age of most of the martyrs, the murderers are demonstrating more and more clearly that they view the widespread participation of youth – the majority in this country – as a serious threat.”

Upon leaving the church after the funeral at around three in the afternoon, a friend of Figueroa’s approached with more news. Neighbours had reported that during the wake that same morning, armed men on a motorcycle had been driving back and forth along the street in front of the home of Figueroa, his wife, and their two small children.

Furthermore, Figueroa’s friend explained that neighbours of the area where Figueroa was murdered had already been talking about unknown men on two motorcycles chasing someone through the area at about one in the morning the same night of the murder. According to the second-hand testimonies, the man being chased stopped and shouted that his pursuers could take his motorcycle without a problem, because he would not resist.

“It’s not the chopper we want. It’s you we want,” said his pursuers, according to the neighbours’ testimonies.

“Around here, nobody sees anything – you know, out of fear,” clarified Figueroa’s friend, when asked about the description of the men and the motorcycles. “It may be that people tell of things they have heard during the night, but nobody sees anything…”

The wind blew through the dusty streets, bringing cool relief to the congregation of people getting ready for the funeral procession to Figueroa’s burial in a local cemetary. Many women were crying as they left the church, while the men seemed to attempt to distract themselves from the cries and hugs. As always, the smallest children played and laughed, bringing smiles to the faces of those watching them.

Sitting on the sidewalk outside the church, a local leader of an organization involved with the National Front in Resistance against the Coup in Honduras was talking to someone on his cell phone about the murder, about the ongoing death threats he himself received, and about the thousands of people participating in week-long resistance marches that were nearing the two main cities in the country. It became evident that he had been asked why he and so many thousands of people continued in resistance when they were being met with such strong repression by the de facto government.

“Well, first of all, because I love my country…”

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This article was originally published in Spanish on August 9, 2009. At the request of Juan Gabriel Figueroa Tomé’s family, no photographs were taken. Similarly, out of consideration for both privacy and security, no person has been directly named except for Figueroa himself, considering that both his murder and his participation in the resistance to the coup are already public knowledge.

Sandra Cuffe is an independent journalist and photographer from Canada. She lived in Honduras from 2003 to 2007 and returned to the country on July 3, 2009. She is currently a contributing member of the Dominion (Canada), a contributor to Upside Down World (USA), a correspondent for Defensores En Linea (Honduras), and maintains a bilingual blog: http://HondurasSolidarity.wordpress.com

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[es] DefensoresEnLinea: Estudiantes golpeados y amenazados por la policía nacional al terminar acto cultural en la Biblioteca Nacional

por Sandra Cuffe

publicado en http://DefensoresEnLinea.com
el 28 de agosto del 2009

Al terminar anoche un acto cultural en la Biblioteca Nacional, el oficial Martínez y otros agentes de la policía nacional siguieron, detuvieron brevemente, y amenazaron repetidamente al jóven estudiante universitario y escritor Ludwing Varela frente a la antigua Casa Presidencial. Al formar parte del grupo que reclamó el trato, también fueron golpeadas y amenazadas por la policía las jóvenes estudiantes Nadia Mendoza y Tania Mendoza.

Se llevó a cabo el acto cultural en la tarde del 27 de agosto en la Biblioteca Nacional en el marco de las celebraciones de la semana del aniversario de la Biblioteca Nacional, ubicada en la avenida Cervantes en el centro histórico de Tegucigalpa. Asistieron empleados de la Secretaría de la Cultura Arte y Deportes, el Instituto de Historia y Antropología de Honduras (IHAH), la Hemeroteca, el Archivo Nacional, y también artistas, escritores, estudiantes, y otros.

La mayoría de empleados de la Secretaría al nivel nacional desconocen las autoridades de facto y reclaman el legítimo Director del IHAH, el historiador Darío Euraque. Los mismos empleados del IHAH han realizado varias tomas de instalaciones y otras acciones de resistencia en los últimos dos meses desde el golpe de Estado, de las cuales varias acciones han sido documentadas por DefensoreEnLinea.com.

Muchas personas, entre ellas empleados de las instituciones de la Secretaría de Cultura, criticaron vocíferamente la presencia en el acto realizado en la Biblioteca de la Ministra de facto de Cultura, Arte y Deportes, Mirna Castro. El Oficial Martinez platica con Mirna Castro en la Biblioteca Nacional, el 27 de agosto. Foto por Ludwing VarelaAsí como en otro evento cultural que se llevó a cabo hace poco en el Museo del Hombre, las autoridades de facto mandaron a llamar la Policía Nacional. Llegaron aproximadamente unos diez agentes policiales en dos motos y una patrulla, bajo el mando de un oficial de apellido Martínez.

Ludwing Varela, de 24 años de edad, escritor, y estudiante en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), estaba participando en la celebración y tomando fotografías. Cuando ya estaba saliendo Mirna Castro, dejando atrás unas veinte personas en el portón gritando ‘fuera, fuera’, Varela les siguió filmando con la cámara digital a ella y los policías, desde una distancia.

Una agente de la policía pidió que se quitara del portón de la Biblioteca, y después otro agente de la policía le preguntó a Varela por qué estaba filmando. Contestó el jóven estudiante que tenía el derecho de filmar, y que estaba filmándoles también a la policía porque ‘ahora que cuidarse de todos… porque uno no sabe qué es lo que va a pasar,’ les dijo.

Se le acercó el policía, preguntándole qué quería decir con eso y exigiéndole ‘respeto,’ a lo cual contestó Varela ‘Igual, yo te estoy respetando, no te estoy tocando en ningún momento. Yo también estoy documentando, entonces, ?cuál es el problema?’

Al rato, cuando salió a fumar fuera de la Biblioteca con sus amigos, escucharon que algunos agentes policiales estaban discutiendo lo que había sucedido. Escucharon claramente que comentaron entre ellos los policías, refiriéndose a Ludwing Varela, que ‘esa cara de ese hijo de puta no se me olvida, ya vas a ver, esperémoslo.’

Cuando ya se alistaba para salir de la Biblioteca un grupo de alrededor de quince personas, Varela pensaba de que lo podían seguir o detener la policía, así que dejó su cámara con Nathalie Roque, la jóven ex directora de la Hemeroteca Nacional, despedida ilegalmente en julio por razones políticas. No dijeron nada los agentes policiales al salir el grupo, pero quedaban viendo a Varela y le siguió en la moto hasta que llegaron al portón de la antigua Casa Presidencial, ahora sede del Archivo Nacional.

Al ver que les seguía la policía y que un agente bajó de la moto y venía hacia Varela, el grupo intentó abrir rapidamente el portón, ya que le acompañaban a Varela empleados de la Secretaría de Cultura. Además de Nathalie Roque, le acompañaba la presidenta del Sindicato de Trabajadores del IHAH, Diana Mejía, quien también ha sufrido amenazas y hostigamiento por denunciar a la Ministra de facto Mirna Castro y participar en el movimiento de resistencia.

El policía le agarró a Varela de la mano y le dijo que viniera, que no se preocupara, que se montara a una patrulla. Varela le reclamó, preguntándole cuál era el delito, que no había hecho nada, y quedó frente al portón, intentando de hablarle a su casa para que le apoyaran en la situación.

Ludwing Varela denunció a DefensoresEnLinea.com que ‘el detalle está en que una patrulla estaba en la esquina, y no me montaron en la patrulla. Cuando pasó la patrulla, retrocedió hasta donde estaba una runer blanca parqueada… y él que estaba montado en esa runer era el señor,’ refiriéndose al oficial de la policía de apellido Martínez.

Cuando pasó la patrulla, el policía que lo llevaba a Varela le dijo ‘hoy sí te vamos a enseñar a respetar, hijo de la gran puta’ entonces el jóven se paró y gritó a sus compañeros ‘!Me quieren golpear!, esos tipos me quieren golpear!’ Se juntó alrededor de Varela y de la policía el grupo de unas quince personas que venían caminando juntos.

Al llegar la gente a reclamar el trato abusivo por parte de la policía, le pusieron las chachas a Varela. A Varela lo soltaron aún enchachado la policía para llegar hasta donde el oficial Martínez y otros agentes que estaban golpeando a dos muchachas. Al dejarlo así, Varela denunció que le dijo reiteradamente ‘mirá, hijo de puta, si te movés, te mato’, ‘si te movés, si te querrés ir, te mato’, y ‘dáme el brazo, me haces algo, te mato.’

A la vez, la policía reaccionó violentamente en contra del grupo de personas que salió para apoyar a Varela y reclamarles a los policías el trato abusivo. Una agente de la policía golpeó a la jóven universitaria Nadia Mendoza, mientras que a su hermana Tania Mendoza, también estudiante, le agarró por el cuello por el oficial Martínez y le tiró o empujó tan fuertemente que cayó, golpeándose en el carro.

Enseguida, el oficial Martínez le vino a decir a Varela que se fuera: ‘vaya, papa, andáte, perdéte’ le dijo. Varela se montó al carro de Nathalie Roque no obstante el hecho de que todavía tenía enchachada la mano. Una moto de la policía dio una vuelta y les quedó enfrente, poniendo las luces hacia el carro. Le acercaron y pidieron que bajara el vidrio para sacarle la chacha.

El agente amenazó de nuevo a Varela, mientras que la misma agente que había golpeado a Mendoza le dijo ‘decíle a esas zipotas que se cuiden, que a ellas también las tengo chequeadas’ y con eso salieron.

Varios policías le quedaron viendo a Varela, y haciéndole gestos indicándole que lo reconocían ya. Al salir otro policía, le pidió de nuevo que bajara el vidrio. Cuando le cumplió, le dijo el policía ‘mirá, sólo te quería ver la cara, hijo de puta’, arrancó y se fue, denunció Varela a DefensoresEnLinea.com.

La Unión de Escritores y Artistas de Honduras (UEAH) denunció los hechos en un comunicado circulado a las pocas horas de haber ocurrido los abusos. Resaltaron que Ludwing Varela es un escritor, miembro de la UEAH, y que ha estado participando activamente en el movimiento de resistencia coordinado por el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado.

Actualmente, Ludwing Varela, sus compañeros, y el Comité de Familiares de los Detenidos-Desaparecidos en Honduras (COFADEH) están trabajando en la denuncia y la identificación de todos los agentes de la policía que participaron en las violaciones de los derechos humanos fundamentales de los jóvenes estudiantes la noche del 27 de agosto.

No obstante el incidente y la ola de represión en el país, tanto los estudiantes organizados en el Frente Nacional Juvenil de Resistencia contre el Golpe como los empleados y personajes en el área de la cultura siguen participando activamente en la resistencia, exigiendo el reestablecimiento de la orden constitucional, el regreso del Presidente Manuel Zelaya Rosales, y la creación de la Asamblea Nacional Constituyente.

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[en] “The Only Crime”: Testimony of Marcial Hernandez, beaten, detained & hospitalized

Marcial Hernandez: beaten, detained & hospitalized. Cortes, August 14th, 2009. Photo: Sandra Cuffe(Marcial Hernandez: beaten, detained & hospitalized. Photo: Sandra Cuffe)

Text, translation and photos by Sandra Cuffe

San Pedro Sula, Honduras, August 15th, 2009.

Repression against the national movement against the military coup in Honduras has become a daily occurrence. All over the country, police and the army are using tactics of terror and violence to disperse protests and illegally detain demonstrators.

Nevertheless, the resistance actions coordinated by the National Front of Resistance to the Military Coup in Honduras (FNRCGE, for its acronym in Spanish) continue to grow across the nation.

On August 14th, organizations and citizens in resistance from the northwestern region of the country mobilized in Choloma, blocking vehicle traffic along the highway between San Pedro Sula and Puerto Cortés. It was a very strategic choice of location, along the main highway leading to the country’s main port. Puerto Cortés has a great volume of exports, principally to the United States, of textile goods from the maquila factories in the northwestern region, as well as the fruits of the Tela Railroad Company, subsidiary of the transnational banana company Chiquita.

Soon after the highway blockade began, there was a negotiation between resistance leaders and police officials, supposedly in order to avoid yet another violent eviction. According to witnesses, a verbal agreement was made between the two parties to allow the protest to continue for another hour and peacefully disperse.

However, approximately twenty minutes after the agreement was reached, a large police presence gathered, along with some elements of the army, and police proceeded to violently disperse the protest, using tear gas and a water cannon. The demonstration dispersed, but police ran after resistance participants running towards downtown Choloma, using brutal violence during their arrest of protestors and others and during their transfer to the nearby police station in Choloma.

Twenty-seven people were detained. Among them were minors, elderly people, women, and journalists. The majority of the 27 detained were violently beaten.

Due to the severity of their injuries, five men were transferred in police custody to the Catarino Rivas public hospital in San Pedro Sula. All received treatment in the emergency ward for wounds documented as having been “caused by impact with a hard object.” Two men were released, but three protestors were still hospitalized late that same afternoon and were being held for observation and further treatment in the emergency room for an undefined period of time.

Julio Espinoza Carías, from Tela, Atlántida, has an exposed fracture of his right femur caused by the impact of a bullet, along with other wounds on his face and body.

Rogelio Mejía Espinoza, of the Aguán Farmers’ Movement (MCA) in the community of Guadalupe Carney in the Silín sector, Colón, has a fractured left maxillary sinus, with blood in the sinus, along with other injuries to his face and head, including a head wound that required several stitches.

Marcial Hernández, a member of the Coordination of Popular Organizations of the Aguán (COPA), from Tocoa, Colón, has a fractured left hand, a wound on the top of his head that required several stitches, and other injuries on his body. Immediately after the following interview, he was taken for a second time to get further X-rays done.

The following testimony was recorded in the Catarino Rivas hospital in San Pedro Sula in the late afternoon of August 14th. It was then transcribed word for word and translated into English.

TESTIMONY OF MARCIAL HERNANDEZ:

“After the police arrived throwing [tear gas], we ran towards the central plaza. We ran well past the plaza, and they kept following us. And when we came back to regroup in the plaza, well, they let us make it to the plaza – some of us.

Those who were further away, dispersed, were being pursued. The police were grabbing them, beating them with their batons, hitting them, and taking them away to be detained.

We stayed there. Later, they surrounded the plaza. So once again we ran, this time towards the bridge. And when we were running there, the police came out in front of us, so we turned back.

There were some women from the Medicine, Hospital and Similar Workers’ Union (SITRAMEDHYS). And they were running, and we all went into some disgusting bathrooms that were there. We opened the gate and ran in. And the very same people closed the gate behind us. But when we went in, the women who had children with them entered the bathrooms and there was no more room for me, but anyways, we had to save the kids. So I sat down in a chair. The police passed us and about two minutes went by.

When they came back, they came to where I was. They opened the gate and came in running. And as though I were the enemy they grabbed me. They didn’t ask me for any kind of declaration. Someone simply pointed me out and then they came, but all at once, with their batons, hitting me on my back, on my head.

And someone grabbed me. One of them grabbed me by the shirt and shoved me. And when I walked forward, another one kicked me with his feet, his shoes, and knocked me over. And then I didn’t have any other choice but to curl up on the ground. And they really went at it there until they felt like stopping.

From there, they dragged me out. Then I stood up, and while I was getting up, they took advantage of it because I was exposing my back, so they took the chance to hit me as much as they wanted. And when we went out into the street, they put me back into the truck.

At that point, I was losing a lot of blood from my head.

Marcial Hernandez. Hospitalized in San Pedro Sula, August 14th. Photo: Sandra Cuffe

(Marcial Hernandez: head wound from police brutality. Photo: Sandra Cuffe)

They grabbed another compañero, and they were taking him on foot, beating him with the baton, and the police took us. And when we were arriving at the police station, they pushed me so hard that I fell down. They kept kicking me there, and then they dragged me into the police station.

The police official called them animals, he said something to them anyways. I could see that he said something about why they were doing that. But I couldn’t get up.

And the compañera that was here – she was the only one who helped me at that moment in the police station. When they wouldn’t respond to anything anyone said, someone yelled ‘stop hitting that man, don’t beat him, he’s defenseless.’

And that’s what happened. That’s what happened today.

The only… What’s it called? The only crime, absolutely the only one, was that we were going to a protest against this de facto government.”

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Sandra Cuffe – sandra.m.cuffe@gmail.com – is a freelance journalist and photographer from Canada. In Honduras since July 3rd, she is currently a correspondent for the DominionPaper.ca (Canada), UpsideDownWorld.org (United States), DefensoresEnLinea.com (Honduras), and several community radio stations.

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[es] “El único delito”: Testimonio de Marcial Hernandez, golpeado, detenido, y hospitalizado

Marcial Hernandez, hospitalizado por golpes durante su detencion en Choloma, el 14 de agosto. Foto: Sandra Cuffe(Marcial Hernandez, golpeado y hospitalizado. foto: Sandra Cuffe)

Texto y fotos por Sandra Cuffe

San Pedro Sula, 15 de agosto del 2009.

La represión del movimiento nacional de resistencia en contra del golpe de Estado en Honduras ya es un hecho diario. En distintas regiones del país, la policía y el ejército están usando tácticas de terror y violencia para dispersar las protestas y detener ilegalmente a las y los manifestantes.

No obstante, las acciones de lucha coordinadas por el Frente Nacional de Resistencia en Contra del Golpe de Estado en Honduras FNRCGE siguen aún con mayor fuerza en cada rincón del país.

El 14 de agosto, las organizaciones y la ciudadanía en resistencia en la zona noroccidental se movilizó a la altura de Choloma, bloqueando el paso a los vehículos en la carretera entre San Pedro Sula y Puerto Cortés.

Es un punto muy estratégico en el país, ya que se trata de la carretera principal que conduce hacia el Puerto principal del país, desde el cual se exporta hacia los Estados Unidos un gran volumen tanto de textiles producidos en las maquilas del noroccidente como de frutas de la Tela Railroad Company, filial de la transnacional bananera Chiquita.

A pocas horas de la toma, hubo una negociación entre la dirigencia de la resistencia y los oficiales de la policía, supuestamente para evitar un deslojo violento. Según testigos, acordaron establecer un plazo de una hora para permitir de la movilización saliera de la carretera.

No obstante, a los veinte minutos del acuerdo verbal, una gran cantidad de policías con resfuerzos de elementos del ejército se hizo presente y en seguida empezaron un desalojo violento, tirando bombas de gaz lacrimógeno y usando la tanqueta de agua. Se dispersó la protesta, pero la policía siguió a las y los participantes corriendo hacia el centro, usando todo tipo de brutal violencia durante su detención ilegal y su traslado a la posta policial en Choloma.

Se registraron 27 personas detenidas, entre los cuales se encontraban menores de edad, personas ya muy mayores de edad, mujeres, y periodistas. La mayoría de los detenidos habían sido golpeado violentamente.

Por la gravedad de sus heridas por los golpes, cinco hombres fueron trasladados bajo custodio policial al hospital Catarino Rivas en la ciudad de San Pedro Sula. Todos recibieron tratamiento por heridas registradas como ‘golpes con objetos contusos’ en la sala de emergencia. A dos les dieron de alta, pero tres participantes en la resistencia se encontraban hospitalizados todavía en horas de la tarde y iban a estar bajo observación en la sala de emergencia por tiempo aún indefinido.

Julio Espinoza Carías, de Tela, Atlántida, tiene una fractura expuesta del femur derecho causado por un impacto de bala, y otras heridas y golpes en la cara y cuerpo.

Rogelio Mejía Espinoza, del Movimiento Campesino del Aguán de la aldea Guadalupe Carney en el sector de Silín, Colón, tiene fracturado el seno maxiliar izquierdo, con hemoseno, más otros heridas por golpes en la cara y cabeza, incluyendo una herida en la cabeza que requirió varias puntadas.

Marcial Hernández, miembro de la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán, de Tocoa, Colón, tiene fracturada la mano izquierda, una herida en la cabeza que necesitó varias puntadas, y otros golpes en el cuerpo. Justamente después de hacerle la siguiente entrevista, le llevaron de nuevo a Rayos X para hacerle otras radiografías.

A continuación se reproduce literalmente su testimonio, grabado en horas de la tarde del mismo 14 de agosto en el hospital y trancrita enseguida.

TESTIMONIO DE MARCIAL HERNANDEZ:

“Nosotros, de donde estabamos reconcentrados desde cuando llegaban los policías tirando bombas, las granadas, tirando las bombas lagrimógenas, entonces nosotros corrimos hacia el parque. Y corrimos muy abajo del parque, y ellos nos fueron siguiendo y siguiendo. Y cuando venimos de regreso a reconcentrarnos al parque, entonces nos dejaron que llegáramos al parque, una parte.

Y cuando los que andaban por allá largo, dispersos, los andaban recogiendo, trayéndolos, toleteándolos, golpeándolos, y metiéndolos a la cárcel.

Y nosotros nos quedamos allí. Después hicieron un cerco alrededor del parque. Entonces nosotros nos volvimos a correr para el lado del puente. Y cuando corrimos para allá nos salieron adelante, entonces regresamos de regreso.

Y venían unas mujeres que son de SITRAMEDYHS. Y entonces ellas también venían corriendo, y nos metimos a unas porquerías que habían allí. Abrimos un portón y entramos corriendo. Y con la misma, la gente lo cerró. Pero cuando entramos, las mujeres que traían niños se metieron en unos baños y ya para mi ya no había campo, como de todas maneras había que salvar a los niños. Pues, yo me quedé sentado en una silla. Pues, pasaron y nos quedamos allí como dos minutos.

Cuando regresaron, entonces, llegaron donde mi. Abrieron y entraron corriendo. Y como que era un enemigo me agarraron. No me pidieron ninguna declaración, sino que sólo me señaló alguien y se vinieron, pero todos a un tiempo, con los garrotes, dándome por la espalda, por la cabeza. Y alguien me agarró. Uno de ellos me agarró de la camisa, y me pegó un jalón aventón. Y cuando yo caminé para adelante, otro me dio con los pies, con los zapatos, y me botó. Y entonces no me quedó otro alternativo que encogerme en el suelo y allí se dieron guste. Hasta que ya no quisieron.

De allí me sacaron arrastrado. Después, me paré, y cuando yo me paraba, ellos aprovechaban, pues, como yo ponía el lomo, aprovecharon para darme, pero lo que más querían. Y cuando salimos a la calle, me dentraron otra vez a la camioneta, y entonces, yo estaba botando mucha sangre de la cabeza.

Entre las heridas por golpes esta la cabeza de Marcial Hernandez. Foto: Sandra Cuffe(Puntadas en la cabeza de Marcial Hernandez. foto: Sandra Cuffe)

Y sacaron otro compañero, ya lo traían caminando, y también le venían dando con el tolete, y nos llevaron a la policía. Y llegando a la policía me pegaron un empujón que caí, y allí siguieron con las patas, y me metieron de arrastras hasta adentro de la policía.

El oficial les dijo bestias, algo les dijo allí, yo vi que les dijo por qué hacían eso. Pero yo no me podía levantar.

Y la compañera que estaba, que andaba aquí, fue la única que me auxilió en ese momento allí, porque cuando no atendían ninguna comunicación, alguien les gritaba ‘no golpeen al señor, no lo golpeen, está indefenso.’ Y ellos decían, pues ‘a ustedes los vamos a traer’.

Y así eso fue lo que pasó. Eso fue lo que pasó este día.

El único, como… ?cómo se dice? El único delito, única y exclusivamente, porque nosotros estabamos yendo a una protesta en contra de este gobierno de facto. Esto es lo único.”

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Sandra Cuffe – sandra.m.cuffe@gmail.com – es una periodista y fotografa independiente de Canadá. Actualmente, está en Honduras desde el 3 de julio, colaborando con varios medios como DominionPaper.ca (Canadá), UpsideDownWorld.org (Estados Unidos), DefensoresEnLinea.com (Honduras), y varias radios comunitarias.

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[es] Sandra Cuffe: “Por amor a mi país”: JUAN GABRIEL FIGUEROA TOME, otro Mártir de la Resistencia en la Zona Norte

Sector López Arellano, Choloma, Cortés, Honduras
el 9 de agosto del 2009

por Sandra Cuffe

Juan Gabriel Figueroa Tomé, de 30 años de edad, era casado con dos hijos pequeños. Laboró como empleado de la Municipalidad de Choloma. Junto con varios amigos y colegas del trabajo, participó en las marchas y actividades de resistencia contra el Golpe de Estado desde el mismo 28 de junio hasta su asesinato en las primeras horas de la madrugada del sábado, 8 de agosto.

El cadáver del jóven obrero fue encontrado con un disparo de arma de fuego en la nuca y otra herida en el tórax en el sector que se conoce como La Platanera del sector López Arellano, en el municipio de Choloma, departamento de Cortés, Honduras. Según el médico forense, fue asesinado aproximadamente a la una y media de la mañana del sábado. Aún el domingo, en los periódicos del país, su muerte no aparece como una noticia política, sino en la sección de ‘Sucesos’ como una estadística anónima más entre tantos asesinatos diarios en la zona.

Al darse cuenta del fallecimiento de Figueroa, muchas personas caminaron bajo el sol implacable por las calles de tierra del sector López Arellano para llegar al velorio en la casa de sus padres. Desde antes del traslado de su cadáver el domingo 9 de agosto del morgue de Medicina Forense en San Pedro Sula al sector, llegaban familiares, amigos, vecinos, colegas del trabajo, y compañeros de la resistencia para compartir el dolor y solidarizarse con la familia de luto.

En las paredes se habían pegado fotos del jóven Figueroa, sonriente y lleno de vida.

El hijo de Figueroa lloraba en los brazos de su tía, pero al preguntarle cuántos años tenía, logró mostrar los cuatro dedos de una mano antes de esconderse la cara.

La hija de cinco años extendió su mano de saludo y se miraba tan alegre, como si hubiera llegado la gente para una fiesta y no para despedirse de su padre, cuyo cadáver estaba cerca en su ataúd allí en el pequeño salón de la casa.

“Ella dice que su papi está dormiendo,” explicó la madre, al preguntarle qué entendían los niños sobre la situación.

Entre los saludos y abrazos de mujeres en la casa donde se crió Figueroa, su madre relató que a veces salía con amigos en la noche los fines de semana para vender cuando habían partidos de fútbol y disfrutar la vida un rato antes de regresar a casa en la motocicleta de su amigo. Conocidos lo habían visto fuera de una fiesta de baile a eso de la medianoche, y otros afirman que a eso de las 12:30 de la mañana, estaba jugando billar en el mismo sector.

El sector La Platanera, conocida como un sector muy peligroso en la zona, está algo retirado de los caminos entre el estadio, la fiesta, el billar, y la casa de Figueroa. Sus familiares afirmaron que nunca viajaba por esa zona.

“Lo llevaron allí porque allí nadie lo conoce,” dijo la madre de Figueroa. “Fue hasta en la mañana que pasó un conocido que lo reconoció y nos vino a avisar,” dijo.

Además, añadió la madre que fue evidente no mataron a su hijo en el sitio donde fue reconocido su cadáver, sino más abajo en el mismo sector, donde había “un pozo de sangre,” dijo. Además, fue hallado sin documentos de identificación ni la motocicleta amarilla en la cual andaba esa noche.

El jovén Juan Gabriel Figueroa Tomé era el único miembro de la familia que haya participado en acciones de resistencia contra el golpe. Llorando, su madre expresó que lo que se están preguntando las personas que lo conocieron es por qué a él lo asesinaron, ya que era conocido como un respetuoso trabajador que quería mucho a su familia y los vecinos del sector, y quien no andaba metido en ninguna actividad criminal o sospechoso.

El sector López Arellano está en la zona con la mayor taza de asesinatos del país, entre San Pedro Sula y tanto Choloma como El Progreso. Esa zona de mayor violencia, y también del femicidio, coincide con los corredores de las maquiladores y las Zonas Industriales de Procesamiento (ZIPs), exentas de impuestos, en las cuales se fabrican todo tipo de maquinaria y ropa para la exportación, principalmente desde Puerto Cortés a los Estados Unidos.

No obstante, un amigo de Figueroa manifestó que muchos creen que fue asesinado por su participación en las acciones del Frente Nacional de Resistencia en Contra del Golpe de Estado, explicando que “desde el 28 hemos estado allí en la resistencia en San Pedro, en Choloma, las caminatas, en todo estábamos con él.”

A las dos de la tarde, se celebró la misa funeraria en una iglesia del mismo sector a las dos de la tarde del mismo domingo 9 de agosto. No bastaban las sillas para la gran cantidad de personas que asistieron, así que varios se quedaron de pie y hasta en las afueras de la iglesia.

“A veces, nos preguntamos por qué la violencia. A veces nos preguntamos por qué fue asesinado en esa manera,” predicó el sacerdote.

“Este asesinato se realizó para mandar un mensaje claro a los pobladores del sector y de la zona norte en general,” dijo una defensora de los derechos humanos, quien atendió el velorio para solidarizarse con la familia de luto.

“No están asesinando a los reconocidos dirigentes ni del Frente ni de las organizaciones, sino a obreros, campesinos, y maestros desconocidos pero que sí han estado participando energéticamente en la resistencia. Es una clara táctica de contrainsurgencia para aterrorizar a la población al asesinar personas con las cuales se puede identificar el pueblo.”

“En particular, por la edad de la mayoría de los mártires, se está demostrando más y más que los asesinos ven como una seria amenaza al golpe la participación masiva de los jóvenes, quienes somos mayoría en este país,” manifestó.

Al salir de la iglesia a eso de las tres de la tarde, se acercó un amigo de Figueroa con más noticias. Hombres armados en una motocicleta habían circulado por la calle frente la casa de Figueroa y su familia en la misma mañana del velorio.

Además, contó el amigo, vecinos del sector que viven más cerca del sitio donde fue asesinado ya estaban comentando que hombres desconocidos en dos motocicletas habían seguido a un hombre tambien en moto en las primeras horas del sábado, a eso de la una de la madrugada. Según los testimonios, el perseguido se paró en el camino y les dijo que podían tomar la motocicleta sin problema, que no iba a oponerse.

“No es la moto que queremos, sino a vos,” le dijeron los hombres que lo perseguían, según los testimonios de los vecinos.

“Por aquí nadie ve nada, por temor, sabes” aclaró el amigo de Figueroa, al preguntarle sobre la descripción de los hombres y las motocicletas. “Puede ser de que cuenten de las cosas que hayan escuchado en la noche, pero aquí nadie ve nada…”

El viento soplaba por las calles del sector, dando alivio a la congregación que ya se alistaba para la procesión hacia el entierro en el cementerio. Muchas mujeres lloraban al salir de la iglesia, mientras que al parecer los hombres pretendían distraerse un poco entre los llantos y abrazos. Como siempre, los niños más chiquitos jugaban y reían, traendo sonrisas a quienes les estaban mirando.

Sentado en las afueras de la iglesia, un líder local de una organización involucrada en el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado en Honduras estaba contando por teléfono del asesinato, de las amenazas de muerte que él mismo sigue recibiendo, y de las caminatas de miles de personas en resistencia que vienen acercándose a las dos principales ciudades del país en estos días.

Se pudo entender que se le había preguntado por qué siguen tantos miles de personas en la resistencia cuando hay una represión tan fuerte por parte de las autoridades de facto.

“Pues, primero, porque amo a mi país…”

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A solicitud de la familia de Juan Gabriel Figueroa Tome, no se tomaron fotos. De igual manera, tanto por razones de privacidad como por razones de seguridad, se omitieron todos los nombres en este artículo, menos lo de Juan Gabriel Figueroa Tome, cuyo asesinato y participación en la resistencia al golpe de Estado ya son públicos.

Sandra Cuffe es fotógrafa y periodista independiente de Canadá. Vivió en Honduras entre el 2003 y 2007, y está otra vez en el país desde el 3 de julio del presente año. Actualmente, es corresponsal de DominionPaper.ca (Canadá), UpsideDownWorld.org (Estados Unidos), DefensoresEnLinea.com (Honduras), y maneja un blog bilingüe: http://HondurasSolidarity.wordpress.com

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[en] GRITtv: Laura Flanders interviews Rick Rowley & Sandra Cuffe

August 4, 2009.

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